Corta un trozo de tela (ojalá algodón) y luego sumérgelo por un tiempo en aceite de autos (usada sirve), bencina, alcohol u ojalá parafina (queroseno) para que la tela la absorba bien. Ahora enrolla la tela en un palo largo (ojalá húmedo) y de menor diámetro que el largo de la tela y amárrala a éste firmemente.
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